Superando adversidades!

El 23 de julio de 2011 se ha celebrado en Balneario Camboriu (Brasil) el Campeonato Mundial de Masters.

A esta cita se ha desplazado Javier Salamero, con intención de medirse con los mejores corredores masters a nivel mundial, acompañado de Maite para dar asistencia.

Cuál fue nuestra sorpresa al ver que el recorrido marcado para este año dejaba de ser el durísimo circuito del año pasado, idóneo a las características de Salamero, para ser un circuito muy técnico, que se fue complicando con el paso de los días, por la lluvia y terreno muy fangoso. Para su elaboración, utilizaron maquinaria pesada para abrirse camino por la selva brasileña, cubriendo parte de la tierra movida con arena de playa, todo esto mezclado con la lluvia persistente y el paso de los corredores en esta semana previa a la carrera, convirtió gran parte del trazado en impracticable.

Como ejemplo de la magnitud del barro, la solución aplicada por Javier: sustituir los clavos de las zapatillas por largos tornillos para poder trepar por los desniveles.

El sábado de carrera amanecía lluvioso, haciendo caer en desánimo a Salamero, al quedar pocas partes ciclables y presentándose como única alternativa el patear por el circuito. Con una importante operación de rodilla, aun reciente, era el peor de los escenarios posibles a las características del corredor de Oki-Orbea.

Nada más darse la salida Jean Paul comandaba la carrera, a su rueda como una lapa Salamero. El bucle inicial es durísimo, cosa que aprovecha Salamero para ponerse delante, pero una vez coronado el bucle Jean Paul le adelantó y empezó a meter segundos de por medio. A los pocos minutos, una caída de Salamero intentando seguir su estela, le hizo recapacitar y replantear la estrategia, mantener un ritmo constante y conservar la mecánica por encima de todo.

Su buen estado de forma y buen planteamiento le permitió conseguir un meritorio Subcampeonato. Colocando en el Podium del Campeonato del Mundo a un corredor de OKI-Orbea como máxima representación nacional.

Elogios a mi Orbea Alma, que se comportó brillantemente en las peores circunstancias posibles.